Por Franco Compiano, estudiante de Ingeniería en Agrobiotecnología, UNSAM.

  En los últimos años se ha incrementado la producción de un nuevo material, conocido como bioplástico (o plástico biobasado), cuya materia prima no proviene de fuentes no renovables como el petróleo, sino que, se obtiene de diferentes hidratos de carbono como almidón de maíz, o celulosa entre otros.

   Es importante que aumente su producción en relación a la de plásticos tradicionales -los cuáles en la actualidad dominan ampliamente el mercado- ya que, al tratarse de materias primas renovables, evitamos los problemas ambientales que acarrea la producción con petróleo, y, dependiendo del material generado, puede que los impactos posteriores al uso sean más leves que los causados por los polímeros tradicionales. Aunque no debemos olvidar que al fin y al cabo, se están produciendo materiales que asemejan en características a los plásticos convencionales.

   Es por esto, que si bien el reemplazo de la materia prima es un gran paso, aún no soluciona nuestro problema global con los plásticos en el ambiente, donde cada año se desechan millones de toneladas. Es por eso, que debemos seguir evitando los plásticos de un solo uso, y rechazar todo empaque innecesario, comprando suelto o en nuestra bolsa reutilizable siempre que sea posible, y no olvidar, que el mejor residuo es el que no se genera.